Hoy he ido a una reunión de una extraescolar de mi hijo. Me he puesto a hablar con uno de los padres y me ha dicho que su madre murió de COVID. He sentido mucha pena, pero todavía he sentido más pena cuando me ha contado que no la puedo ver ni despedirse, ni tan siquiera le pudieron poner una tablet para verla por videoconferencia. Yo pensaba que si se podía pedir de hablar con tus seres queridos, ha salido en la tele algún caso que se ha hecho, pero al explicarme este caso real pues ya veo que no ha sido siempre así.

Este padre me explicaba que no se creía lo que ha pasado, que no ha podido despedirse de su madre, no ha podido ni siquiera verla una vez muerta, por temas de protocolo no hubo manera que se la dejaran ver.

Se ha muerto su madre, no se ha podido despedir, no ha podido ver ni su cadaver. Tiene que ser muy duro y surrealista, una parte de tu cerebro quizás se aferra a no creer lo que ha pasado porque ni siquiera lo has visto.

Este padre me decía que es muy duro que se vaya quien te ha traido al mundo sin poder despedirte, y le entiendo perfectamente.

No hay derecho a lo que ha pasado. Protocolo, seguridad, contagio, solidaridad por los otros…son conceptos que se han puesto encima de la mesa para impedirnos hacer algo tan humano y vital como decir adiós a tu ser querido cuando muere.

Esta pandemia dejará secuelas en lo más hondo de mucha gente. Quizás en la superficie no se vea, este padre parecía normal cuando lo he visto, pero sabiendo esto de él tiene que haber sufrido mucho y le quedará un no sé qué adentro de por vida.

Ahora que parece que la pandemia se retira. Ahora que parece que la batalla se empieza a ganar. Ahora que muchas personas ya están vacunadas. Ahora que se re-abre la actividad en la calle, que la gente empieza a salir, a ir de restaurantes, de viaje. Ahora que todos queremos re-hacer nuestra vidas. Ahora que…

Ahora es cuando esta vivencia me ha hecho reflexionar en las consecuencias del COVID. Y no he podido evitar ponerme triste y llorar. Esto que le ha pasado a este padre me podría haber pasado a mi o a ti, y es muy fácil empatizar y sentir pena, rabia, impotencia.

Jamás una pandemia debería impedir un mínimo de dignidad para las personas. Jamás por grave que sea la situación se debería llegar a este extremo.

Quiero acabar con un pensamiento de amor por todas aquellas personas que han muerto por culpa del COVID, y las derivadas del covid (muchos han muerto agravando la situación por morir de la pena de estar solos, por la sedación y otras). Donde quiera que estéis os mando un sentimiento de amor. Y otro para los familiares que han sufrido la pérdida de sus seres queridos.