Me siento en un banco a comer el bocadillo. Son las ocho y media de la mañana de un domingo. Qué bueno está el bocadillo, cortesía de mi mujer. El sol lo tengo a la izquierda, en el este. Pienso que cada día hacemos el mismo recorrido, él sale por la izquierda y se va por la derecha, o si quieres ser más profesional, sale por el este y se pone por el oeste. A veces pienso que el Sol nos observa y debe pensar a ver cómo gastamos hoy otro día, atónito de ver cómo repetimos los mismos errores, los mismos tropos, las mismas rutinas, algunas buenas y otras no tan buenas. Debe pensar, a ver si hoy este tipo se da cuenta y reacciona en su vida, y cambia, pero no, lo más probable es seguir como siempre, a menos que uno esté dispuesto a cambiar.

Cambiar… todo el mundo le gusta pensar en que es guay cambiar, estar abierto a los cambios, ser flexible, pero lo cierto es que me temo que a la práctica estamos poco dispuestos a cambiar, nos aferramos a lo que hacemos, a nuestras rutinas.

Yo lo reconozco, me negué también a cambiar. Fui consciente un día que vi un libro en casa de una señora que me ayudaba en terapia, por decirlo así. Tenía un libro encima de la mesa que se llamaba “Deja de ser tú”, de un tal Joe Dispensa. Me dijo que estaba muy bien, que me lo recomendaba. Lo primero que pensé fue: yo no quiero dejar de ser yo, no se lo dije por vergüenza a reconocerlo, ese ego se apodera de ti cada vez que intentas cambiar. Al final me compré el libro y lo tuve durante mucho tiempo en la estantería, mirándome mientras trabajo, diciendo: ¿a qué esperas, me vas a leer? Llegó el día y empecé a leerlo, y me lo acabé. Lo puse en práctica. Y ahora puedo decir lo que me dijo esa señora: te lo recomiendo.

La primera trampa te diría que es pensar que sabes quién eres tú. Sí, claro Marcel, esto lo sé, soy tal, tengo tal, estudié tal, trabajo de tal… No, no… esto no es quien eres tú, esto son tus circunstancias, tus atributos en este camino de la vida. Mira dentro tuyo, y hazte la pregunta: ¿Quién soy yo realmente?

Aha, bienvenido al desamparo de no encontrar respuesta… es como eso de los yogures con premio, hay que mirar y mirar a ver si te toca, y si no, sigue probando.

Entonces decimos de dejar de ser tú, cuando el problema es que ni siquiera sabemos quienes somos. Vamos a ser más prácticos: el libro te enseña cómo dejar de repetir secuencias que no te gustan o perjudican en tu vida.

El patrón que explica el libro es:

  • Tienes una emoción, vamos a decir negativa.
  • Te comportas de una manera agitada o enrabiada, provocando malestar en ti mismo y tu entorno.
  • Recibes hostilidad de tu entorno lógicamente, y empiezas a tener pensamientos negativos hacia esas personas. Lo cual alimenta otra vez a tus emociones negativas.

Y así toda la vida. Lo malo es que mucha gente no es consciente que le pasa eso ni tan siquiera.

¿Qué enseña el libro? A coger unas tijeras y cortar ese ciclo de emoción negativa - acción negativa - pensamientos negativos. ¿Cómo? El primer paso es siendo consciente de estos ciclos.

Bueno, no sé cómo he llegado aquí, ya está dicho, por si te ayuda. Explicaba que esta mañana sentado en un banco, comiendo un bocadillo muy rico, estaba mirando el sol a mi izquierda, luego he levantado la cabeza, y justo tenía una garza preciosa encima, posada en una rama de un árbol. Estaba intentando romper un trozo de rama, pero no ha podido.

Por allí cerca he descubierto un árbol, debía ser un cerezo o similar, con todo de flores blancas-rosadas, precioso. Allí estaba, exultante, emitiendo belleza a raudales, para quien la quiera ver.

He vuelto al campo de fútbol donde jugaba mi hijo, pero sin antes ver otra maravilla, un montón de flores amarillas, un ejército de mini-soles allí, para quien los quiera ver.

Lo que vemos depende mucho de lo que queramos ver. Yo quiero ver el mundo con una belleza infinita, con un amor infinito, con armonía, con empatía, con ganas de ayudar al otro.